domingo, 8 de enero de 2012

Un estudio neurocientífico analiza cómo la interacción social moldea nuestros propios recuerdos .

De nuestra infancia sólo recordamos algunos hechos puntuales. No sé si los hemos vivido o nos los han contado. Junto a estos recuerdos y sensaciones también recordamos a alguien en nuestra infancia tardía que relató estos hechos como si los hubiéramos vivido y nos surge la duda. Nuestros allegados se sorprenden porque no sabemos si nuestros recuerdos son los que vivimos o los que nos han contado. Un nuevo artículo en Science aclara que no somos los únicos “raros” . Los recuerdos son sociales y pueden cambiar cuando un individuo se expone a los recuerdos de los demás. Así lo ratifican los experimentos de Edelson et al. que muestran que la actividad del hipocampo y la amígdala, pueden variar en función de su interacción con los demás.  Los contadores de historias las embellecen con objeto de reflejar mejor los intereses de su audiencia y se permiten distorsionar los hechos. Los psicólogos le llaman “contagio” a este proceso social que altera la memoria de los oyentes. Lo que puede ser negativo en las declaraciones de testigos en tribunales de justicia tiene un papel positivo en nuestras relaciones sociales que no podemos desdeñar.
La resonancia magnética funcional permite registrar la actividad cerebral de una persona mientras es sometida a un test psicológico. Edelson et al. la han usado para estudiar a 30 adultos en un experimento en el que, tras ver una película de tipo documental, se pusieron a prueba sus recuerdos del documental durante 2 semanas. Los investigadores trataron de inducir errores en la memoria de algunas personas diciéndoles lo que los demás recordaban sobre el documental, pero en realidad falsearon estos “recuerdos” colectivos de forma aleatoria e intencional. Sus resultados muestran vías separadas para los errores que reflejan lo que la gente les dice, y los errores que reflejan lo que se recuerda de verdad. En concreto, la activación neural del hipocampo es mayor para los errores de memoria que recuerdan que para losque les han sido contados. También han sido capaces de distinguir entre los errores en los recuerdos debidos a los expuestos por otras personas y los debidos a las respuestas a un cuestionario, los primeros presentan una mayor activación de la amígdala.

Estos resultados son sorprendentes, aunque todavía no se entienden sus causas de forma completa. Investigaciones futuras serán necesarias para clarificar la situación, aunque la hipótesis de Edelson et al. es que actúa un proceso llamado inhibición social que moldea los recuerdos propios en función de los relatos de los recuerdos por parte de otras personas. Este proceso ,por un lado es beneficioso para cada miembro del grupo social, que si olvida alguna información importante puede recuperar dicha memoria gracias a la información de otros miembros del grupo pero,por otro lado es perjudicial ya que puede generar contradicciones entre recuerdos propios con aquellos que nos pueden ser falseados. El artículo de Edelson et al. es un prometedor primer paso en el estudio de las bases neurales de la psicología social de la memoria.
Fuente: Francis The Mule

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